viernes, 8 de noviembre de 2013

Los tiempos están cambiando

UNA NUEVA FORMA DE APRENDER Las nuevas tecnologías y su masificación han producido un “quiebre” en la manera de aprender y de llegar a la información. Bill Cope y Mary Kalantzis han hecho un análisis de esta situación y han denominado a esta nueva forma de aprender como aprendizaje ubicuo. El aprendizaje ubicuo es un nuevo modelo educativo que está dado o es posible gracias al acceso a nuevas tecnologías de la mayoría de la población. Sin ir más lejos, y a modo de ejemplo, la mayoría de los colegios de Rufino cuentan con el plan conectar igualdad. Esta nueva manera de aprender viene a “romper” con las formas tradicionales de la enseñanza. Con el acceso a internet los jóvenes de hoy están constantemente en contacto con la información, cuando no la están produciendo, ya que gracias a la red y sus prestaciones hoy cualquiera está en condiciones de producir conocimiento, a través de un blog, de una red social o produciendo videos para “colgar” de youtube. Esta situación produce como resultado, que los niños de hoy, ya de por sí nativos digitales, estén produciendo conocimiento sin saber o pensar que así lo hacen y muchas veces aventajan en estos temas a sus profesores. Los profesores deberán tener una nueva función y encargarse de aprovechar esta situación, haciendo más que nada de guía y fomentando la formación de grupos para producir el conocimiento que están acostumbrados a elaborar de manera individual los jóvenes. Estos tipos de trabajos colaborativos son más enriquecedores ya que todos los alumnos aportan algo diferente, creando así unas producciones que están abordadas desde varios puntos de vista y el profesor mismo tendrá que ser también un co-protagonista en estos casos. Deberá ser más receptivo, con el fin de igualar la destreza que ya tiene los alumnos con estas tecnologías para que las situaciones de aprendizaje sean óptimas y puedan ser alumnos y profesor los que aprendan. A pesar de todas esta ventajas, tendrá que saber hacerles ver las desventajas y que sepan que aprender con máquinas no es la única manera de aprender, mostrándole también las formas clásicas de enseñanza, también está siempre latente la posibilidad de una brecha tecnológica en algunos sectores respecto de otros, ya sea en el material o en las conectividades de banda ancha. Así que nuestra nueva misión será la de perder los miedos de meter las computadoras en el aula y empezar a igualarnos con los alumnos en el uso de las mismas con el fin de que esta nueva forma de enseñar nos sirva para lograr nuestro objetivo de crear jóvenes pensantes y autónomos.

jueves, 7 de noviembre de 2013

LAS FORMAS BÁSICAS DE ENSEÑAR

LAS FORMAS BÁSICAS DE ENSEÑAR Apoyado en las formas básicas de enseñar que plantea Liliana Sanjurjo, he caído en la cuenta de que prefiero, o suelo recurrir con más frecuencia, al diálogo y el interrogatorio didáctico y las explicaciones. Pero he notado, sin embargo, a lo largo de mis prácticas que es indispensable dentro del aula apelar a la mayoría de ellos en determinadas situaciones. Me ha tocado en diversas ocasiones tener que apoyarme en ejemplificaciones y analogías para hacer entender algunos temas y han sido frecuentes mis narraciones animadas con el fin de “atrapar” a los alumnos y tratar de hacer que relacionen la teoría que les estaba explicando con sus vivencias cotidianas. También me ha sucedido (en ambas experiencias) tener que abandonar el diálogo y apelar a actividades, debido a que no lograba captar la atención del grupo en su totalidad, ya que en varias ocasiones algunos grupos de alumnos tendían a dispersarse, haciendo entrar al resto de sus compañeros en la misma dispersión. A pesar de esto, siempre que podía, apostaba al diálogo y los interrogatorios, por que considero que de esta forma uno tiene la posibilidad de abrirle interrogantes o inquietudes a los alumnos para tratar de responderlas en el acto, esto hace que el mismo se anime a preguntar y participar de estas interacciones, para sacarse las dudas. Por eso, siempre trataba de que las interacciones fueran ordenadas e intentaba que participe la mayoría de los alumnos. Considero que es indispensable, también, poder crear un clima de confianza en los diálogos para que los chicos se abran a preguntar y sacarse inquietudes. Quedé bastante conforme con estas primeras experiencias, debido a que, creo, en gran parte he cumplido con lo que me planteaba, respecto del clima de confianza en los diálogos y traté siempre de hacer participar a todos.

¿UN COCINERO EN EL AULA?

Marta Glinka compara en su artículo “Didáctica para gourmets” al aula de clases con un comedor y al profesor con un cocinero, diciendo que el preparar una clase debe ser similar a la tarea de cocinar, teniendo en cuenta siempre a los comensales que se tiene y de acuerdo con estos prepararles siempre platos bien nutritivos, sustanciosos e innovadores. En esta ocurrente comparación, varias veces me he sentido como un cocinero dentro del aula, tratando de adaptar siempre el “ menú” a mis “comensales”. Siguiendo con el juego de Glinka, he tenido que adaptar mi plato en algunas situaciones, por ejemplo encontrarme en la situación de que, en un aula grande, un elevado número de alumnos no lograra ver el pizarrón, lo que me hizo adaptar futuros “menúes” a esta limitante de accesorios, adecuando los contenidos para abordarlos o “comerlos” con otro accesorio, siguiendo con el juego, no voy a dejar de comer o de servir sopa por no tener platos hondos!. También me pasó, debido a que pasé de un primer año a un tercero, el tener que agregar ingredientes a mi receta por encontrarme con paladares más exigentes o elevados, noté en este caso que había preparado un plato determinado y me fui dando cuenta en el mismo transcurso de la “velada” que estos comensales se iban a quedar con “hambre” o que esa comida no les llamaba tanto la atención porque ya la habían comido antes. Esto me llevó a tener que agregar algunas especias más exóticas para seguir expandiendo el abanico de sabores de su paladar. Estas fueron algunas de las situaciones en las que me he sentido un cocinero dentro del aula, como plantea ese gracioso y ocurrente artículo de Glinka.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Mi segunda reflexión

REFLEXIONES SEGUNDO CUATRIMESTRE El segundo cuatrimestre lo inicié en un instituto privado, luego de mi experiencia en el colegio anterior. En este caso escuché opiniones más favorables del alumnado, a las que no hice caso tampoco, pero era yo quien tenía determinados prejuicios por ser una escuela de instrucción religiosa. Al igual que con el anterior, no tenía ningún tipo de conocimiento de las prácticas educativas, y en este caso ni siquiera conocía las instalaciones del colegio. El curso que me tocó fue tercero y, a diferencia del anterior grupo, acá el número de alumnos me trajo cierta preocupación, eran 43. Las preocupaciones a las que hago referencia son, principalmente,a que me gustan o prefiero los interrogatorios didácticos y las exposiciones con interacciones y en este caso tenía la inseguridad de no poder llevarlos a cabo con tanta cantidad de alumnos, y lo otro que me preocupaba era el tema de la conducta dentro del aula. A diferencia de la primer experiencia, el alumnado era bastante más “ordenado” y era mucho más sencillo poder enseñar lo concerniente a la asignatura. La mayoría de los alumnos provenía de otros sectores de la sociedad, y no había tantos casos de carencias de algún tipo. La dificultad que si encontré en este caso, era que las condiciones edilicias del aula dificultaban por ejemplo el uso del pizarrón, ya que el aula era muy grande debido a lo numeroso que era el grupo y la disposición de la misma hacía que los que estaban de la mitad para atrás ,no vieran lo escrito en el pizarrón. Había también grupitos a los que tuve que separar porque estando juntos se dispersaban y dificultaban el desarrollo de la clase. Otro inconveniente que se me presentaba al ser muchos alumnos, era que cuando atendía alguna consulta particular había chicos que se desordenaban rápidamente. Pero debo agregar que he podido trabajar con todas las actividades propuestas, y de diferentes maneras, ya que han hecho actividades por escrito, escuchas de material de audio, lecturas grupales en voz alta y las interacciones entre ellos y yo eran bastante ordenadas, aunque he tenido que llamar la atención de vez en cuando. Noté también cierto nivel disciplinar en la mayoría de los alumnos, pero he observado o me ha parecido que es producto de un estricto orden disciplinar institucional. Eran bastante común las amenazas de apercibimientos o de amonestaciones ante la falta de conducta, lo que daba como resultado, para mí, el apego a algunas normas disciplinares por parte de los alumnos.

Mi primera reflexión

REFLEXIONES ESCUELA PRIMER SEMESTRE Arranqué las ayudantías en una escuela de educación media con orientación técnica sin ningún prejuicio, sin nunca haber tenido contacto con las prácticas educativas de esa institución, pero sabiendo, por comentarios de ex alumnos, que no diferían mucho de la escuela de educación agrotécnica, donde yo me formé. También había oído comentarios que hacían referencia al nivel de su alumnado, a los que no presté demasiada atención. El curso que me tocó fue primero, y tenía un total de 16 alumnos empadronados pero, generalmente, nunca asistían más de diez alumnos a clases. En el interior del aula me fui dando cuenta de cuestiones que yo presuponía más fáciles. Por ejemplo el hecho de que sean, como mucho, diez alumnos me hacía presuponer determinada facilidad para mantener un determinado “orden”, pero no era así, ya que eran alumnos muy dispersos, atravesados en algunos casos por cuestiones familiares y sociales difíciles. Esta característica del grupo me llevó a tener que dividir a algunos alumnos que estando juntos era imposible ponerlos a trabajar y menos a escuchar. En mi caso prefiero siempre iniciar con interrogatorios didácticos y llevar adelante exposiciones y si bien, creo, que lo he podido lograr, tuve que hacerlo por menor tiempo y destinar el otro tiempo al desarrollo de actividades o trabajos grupales con entrega para poder hacerlos trabajar. Era muy difícil hacerlos copiar, algunos directamente no lo hacían, pero diciéndoles que la actividad era para entregar lograba que al menos se pusieran a escribir. He tenido algunas complejidades también con una alumna a la que le hablaba y no me contestaba o si me contestaba era para decirme que “no jodiera”, pude lograr a través de las clases llegar a entablar diálogo y por fin convencerla de que se pusiera a trabajar, luego me enteré hablando con ella, que no era muy común el diálogo en su casa. Tuve, también, otro caso en el que nunca había tenido experiencia, ni como alumno ni como estudiante del profesorado, de contar dentro del grupo con un alumno integrado (acompañado dentro del aula por una docente integradora), no se me presentaron grandes dificultades para poder comunicarme con el alumno ni para la transmisión de conceptos, sí se han presentado cuestiones disciplinares de sus compañeros para con él y de él para con sus compañeros, pero era algo común al grupo, ya que la mayoría de los alumnos tenían actitudes de este tipo entre ellos. En este aspecto también he hecho hincapié, logrando pequeños cambios y logrando que se vieran más como grupo. En líneas generales me fui bastante conforme con mi experiencia, pero debo reconocer que es demasiado complejo poder transmitir conocimientos específicos de la asignatura en algunos casos, como he tenido en este curso, donde uno tiene la posibilidad de comprobar que algunos alumnos tienen carencias de tipo económicas, afectivas o de contención y en donde considero indispensable tener un conocimiento de las realidades de los alumnos para poder “llegarles” y ayudarlos y luego sí intentar transmitirles o enseñarles las cuestiones concernientes a la asignatura.